jueves, 23 de abril de 2015

Violencia obstétrica. Como no nos damos cuenta que hemos sido violentadas.

 
 
“El concepto de violencia obstétrica engloba diversos tipos de maltrato que sufre una mujer embarazada al ser juzgada, atemorizada, humillada, lastimada física y emocionalmente, en las etapas relacionadas con su parto. En esa categoría también se incluye el no respetar sus decisiones ni el ritmo natural de su proceso de alumbramiento y del posparto. Es recurrente en los hospitales, ya sean públicos o privados, y puede estar presente en todas las esferas de la sociedad”.
 


 

Cuando parí, estaba segura de haberlo hecho en un hospital respetuoso y que mi parto había sido respetado, sin tener idea del término ni de lo que es violencia obstétrica en aquel tiempo.

Lo creía porque antes del parto, me invitaron a visitar el hospital y nos explicaron a un grupo de embarazadas cómo funcionaban y cómo era el proceso, nos hablaron varios profesionales involucrados y nos mostraron las instalaciones. Podía acceder el padre al parto (o quien yo quisiera) y estar conmigo en todo momento, durante el tiempo que el bebé y yo estuviéramos en el hospital. Hablo de un hospital público, pagado desde la seguridad social.

Nos hablaron de que uno podía decidir si quería o no anestesia, parir de pie o acostada, etc. Siempre que todo saliera dentro de la normalidad.

Bueno, mi parto comenzó el  11 de Marzo a las 23.00 donde sentí mi primera contracción, un dolor agudo de riñones horrible que fue cediendo, sin embargo no del todo. Tenía un dolor de riñones permanente que cada x tiempo se hacía agudo e insoportable, así fueron mis contracciones (de riñones, le llaman) estuve así  36 horas y cada vez con más fuerza y frecuencia, hasta que me aceptaron por fin en el hospital, a la tercera ida a urgencias, ya que antes no había dilatado los 3mm necesarios.

Me ingresaron, siempre acompañada de mi compañero, y me preguntaron que si quería anestesia, acepté feliz y encantada aunque mi plan de parto era natural y de pie. Al ponerme anestesia no podría parir de pie, pero lo acepté con tal de parar ese “sufrimiento”.

Me dijeron que me pondrían oxitocina artificial en poca cantidad porque yo tenía problemas de dilatación, para ayudarlo. No me preguntaron si quería, pero lo encontré sensato.

“Asimismo, la utilización de oxitocina artificial para inducir el parto "debe reservarse para indicaciones médicas específicas", y ninguna nación debería tener más de 10 por ciento de inducciones. Sin embargo, una encuesta
realizada en el hospital público "Luis C. Lagomaggiore", de Mendoza, Argentina, reveló que de 30 mujeres consultadas, 29 habían recibido la oxitocina intravenosa como parte del cuidado hospitalario. A una de ellas se le suministró aun después de haberse negado”

Nos trataron bien en todo momento y nos explicaban siempre todo, pidiendo mi consentimiento, etc. Debo decir, que me pusieron tan bien la anestesia que yo no sentía dolor, pero sí las contracciones y el movimiento de mi hijo… genial.

Nos dejaron dilatando y de tiempo en tiempo venían a mirar si ya estaba bien para parir. ¡Así pasaron 10 horas más! 10 horas tranquilas con mi marido y bien, esperando. Pero llegó un momento en que se presentó el equipo y me dijeron que estaba tardando mucho y que me ayudarían a parir, porque tal vez no estaba pujando bien, que podría hacerle mal al niño y no lo cuestioné, me lo creí, pero me metieron prisa y hubo mucha gente mientras paría, gente linda, simpática, que nos animaban y nos trataban bien, pero mucha gente al fin (unas 12 personas)

El 13 de Marzo a las 21.00hrs, 46 horas después de mi primera contracción, Damián estaba sobre mi, había nacido con ayuda como en las películas, y sin intervención de instrumental ni de episiotomía.  Lo pusieron sobre mi unos minutos largos, lo limpiaron sobre mi y luego nos separaron unos segundos y unos metros (yo lo veía en todo momento) para pesarlo , me lo devolvieron y me  preguntaron si quería darle de mamar y me dijeron como ayudar a engancharlo y que no me lo soltara más.  Así nos conocimos mi pequeño y yo. Hasta ese momento yo creía que mi parto había sido lindo, “respetado”.

Pero hubo algunas cosas que me quedaron dando vueltas, si eran “normales”  y que me hacen preguntarme si fue realmente un parto respetado:

Que me metieran la oxcitocina sin mi consentimiento, “aunque pienso que a veces hay que creer en el criterio médico”.

Que me metieran prisa a último momento, aunque ídem de lo anterior. O es que tenían prisa y querían quedar libres de mi, yo era la única parturienta ese día. Además coincidía con el cambio de turno.

Que entrara tanta gente. Me dijeron que querían entrar todos porque era la única en la planta y querían conocer al bebé (los del turno que salía y los que entraban), y si yo lo permitía, la verdad me daba lo mismo, porque en ese momento yo estaba conectada sólo con Damián.

Y lo último un poco más importante, es que me aplicaron la maniobra de Kristeller, que consiste en una presión del fondo uterino para la ayuda del expulsivo la hace una persona con las manos empujando la pancita hacia abajo. Me lo pintaron como necesario y me aseguraron que no dañaría a Damián, y yo les creí. Después he leído que hay riesgos para el bebé y para la madre. De hecho, me fisuraron una costilla y estuve con faja más de un mes. En el Foro Internacional del Parto (Roma, 2005) se estableció que era imposible cuantificar el daño causado a las parturientas y a los recién nacidos por dicha maniobra, ya que muchas veces no se registran por razones legales”.

Y aunque no ha sido la brutalidad que he visto en algunos videos, he leído después que es una maniobra que está contraindicada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, prohibida en países como el Reino Unido y que la OMS recomienda emplearla con cautela porque no se ha reconocido su utilidad.

Es una maniobra que ya no está incluida en los planes de estudio y que se trasmite oralmente entre los profesionales.
 

 
 
 
“De las numerosas manifestaciones de la violencia obstétrica, la mayoría se basa en la superioridad del discurso médico, que a decir de quienes han teorizado sobre el tema, ha convertido un proceso natural que tiene lugar en el cuerpo de las mujeres, en un acto médico. Así, la mujer en labor de parto se convierte
en receptora de los servicios del personal de salud, adoptando un papel pasivo en un evento que debería protagonizar”.

 
 
 
http://www.federacion-matronas.org/rs/781/d112d6ad-54ec-438b-9358-4483f9e98868/de4/fd/1/filename/82-9-art-revision-maniobra-12-3.pdf


http://www.elpartoesnuestro.es/informacion/campanas/campana-stop-kristeller-cuestion-de-gravedad

 

lunes, 13 de abril de 2015

Tu bebé no sabe que es un ser distinto a ti


 ¿Alguna vez te has puesto a pensar que pasa por la cabeza de ese pequeño ser que acaba de nacer?. Lo observas tan pequeñito y a la vez tan pero tan demandate que no eres capaz de darte una ducha tranquila.  Yo me lo preguntaba mil veces cuando nación mi hija. Unos meses después entendí muchas cosas, y ojalá hubiera entendido y leído mas del comportamiento de un recién nacido para haberme ahorrado angustias. Pero en fin, sin mas largas, creo más o menos que esto será lo que piensan:

“Uf… que difícil fue salir, parece que mi mamá está agotada, pero yo lo único que quiero es explorar el mundo y comer, empiezo a sentir hambre y me gusta estar en su pecho que me llena de calma y me satisface. Me siento un poco extraña y con un muy grande espacio a mi alrededor. Siento frío, tengo hambre de nuevo, ¿que es esto que entra por mi nariz y llena mis pulmones? Parece que se llama respirar, porque mi mamá siempre está preocupada de que lo haga.
¡Que rico es estar cerca de ella!, su piel tiene el olor de ese lugar, donde no había tanta luz ni tanto ruido ni tanto espacio alrededor, ahí me sentía muy cómoda… tiene la temperatura perfecta, estar en sus brazos es tan tibio como en ese lugar maravilloso del que vengo. Una de las cosas que mas disfruto de ya no estar en ese lugar, es que puedo estar en su pecho. Ahí me lleno de tranquilidad cuando me siento asustada de este nuevo ambiente, y me hace escuchar ese ruidito que escuche por mucho tiempo... los latidos de su corazón. Que me tenga cerca y me envuelva con sus brazos, me hace sentirme segura, y de nuevo apretadita como estaba en ese lugar que abandoné el día que  decidí nacer.


Aveces no entiendo porque mi mami insiste en pasarme con otra gente, incluso con mi papá, que me cae bien, pero no es lo mismo, no me da la sensación que me da estar en los brazos de ella. También insiste en ponerme en un espacio vacío… he escuchado que le dice “la cuna” y ahí si que no tengo la menor intención de pasar ni un rato. Hay momentos en cierro los ojitos en su pecho, voy quedándome dormida viendo su rostro y de repente despierto en esta cuna tan grande, vacía, sin olor, sin ella, sin mamá!!! Siento una desesperación enorme… ¿donde está ella? ¿Porque estoy acá y ella esta lejos? ¿Cómo puede ser eso posible si yo soy parte de ella? Lloro, lloro, lloro, con todas mis fuerzas, desesperada! Ahí la escucho… ahí viene, me vuelve a poner en su pecho, en sus brazos tibios y aaaah de nuevo se que somos una, vuelvo a sentir su olor, su suavidad, la temperatura perfecta, la…zzzzz (bebé dormida)



Nuestros bebés aún no están listos para nacer

El bebé humano nace usualmente 266,5 días después de la concepción debido a su cabeza grande y al rápido crecimiento de su cerebro que tiene lugar durante los últimos tres meses en el útero. El aumento de tamaño del cerebro y la locomoción bípeda (sobre dos pies y posteriormente un reordenamiento y el estrechamiento de la pelvis) implica una reducción  de madurez al nacer, de casi todos nuestros sistemas fisiológicos, para poder sobrevivir (Trevathan, 144)

Si los bebés se quedaran en el útero durante un período más extenso de tiempo y su cerebro siguiera creciendo al ritmo que crece, la cabeza sería demasiado grande para pasar por el canal vaginal y pondría en peligro la propia vida del bebé, la vida de la madre, y la de toda la especie humana, por así decirlo. Así, a pesar de que el bebé no ha madurado suficientemente, nace. (Montagu, 53)

Es por esto que al momento de nacer, es completamente indefenso y completamente dependiente de su madre. No sabe hablar, ni caminar, ni valerse por ninguna forma por si mismo. Necesita sentir contacto físico constante mientras se adapta a la “nueva vida”, a diferencia de otros mamíferos que al nacer ya pueden hacer muchas cosas.

Como nacen “antes de tiempo”, durante los próximos 9 meses de nacido, tu bebé básicamente se sigue gestando fuera de la pancita de mamá. Al seguirse “gestando” necesita seguirse sintiendo como si estuviera dentro del vientre. La naturaleza no nos proveyó de un marsupio o bolsita que funcione como incubadora para poder cargarlos todo el tiempo como los canguros, pero sí tenemos la capacidad de tenerlos cerca todo el tiempo, criándolos en brazos, porteándolos, mucho piel a piel y grandes cantidades de contacto físico.

El término “exterogestación” es el proceso que vive el recién nacido una vez está fuera del útero: el nacimiento no es un antes y un después, una separación entre la madre y el bebé, sino una continuación de esa dependencia pero fuera del útero, lo que se conoce como exterogestación del bebé o los segundos nueve meses de "embarazo".

Nuestro bebé se sigue gestando fuera del útero

En la mayor parte del mundo, los bebés son llevados cerca de su madre porque es para lo que estamos preparados biológicamente. En el mundo occidental sobre todo, hay cada vez mas una brecha enorme entre la madre y el bebé, gracias al uso masivo del cochecito, las cunas, la silla vibradora, etc. Y ni hablar de los consejos que recibimos a diario de como debemos hacer que no dependa tanto de nosotras porque se mal acostumbran.

Para su desarrollo físico y emocional el recién nacido necesita a su madre las 24 horas del día.  Así de simple. Físicamente, a diferencia de otros órganos como los pulmones y el corazón, el cerebro del bebé es poco desarrollado y acabará de madurar fuera del útero.

Al momento de nacer el cerebro establece pocas conexiones neuronales y representa apenas el 25 por ciento del tamaño que tendrá en la edad adulta. De hecho, la mayor parte del desarrollo del cerebro se produce fuera, especialmente en los primeros años de vida alcanzando a los cuatro años 1.000 billones de conexiones neuronales, la mayor en toda su vida.

Por tanto, todas las experiencias tanto positivas como negativas que experimenten durante su primer año de vida, serán absorbidas e influirán en su desarrollo cerebral y en su comportamiento al ser un adulto, aunque no sea capaz de recordar sus vivencias cuando bebé.

Para un bebé que se convierte prematuramente  en "un individuo" y es separado de su madre en los primeros momentos, días, semanas o meses después del nacimiento pone en riesgo su seguridad y estabilidad como adulto.
"Si los padres comprendieran plenamente el alcance de su influencia sobre sus hijos, especialmente en el comienzo de su vida, la necesidad del tacto abundante y  el afecto ni siquiera tendría que ser mencionado" (Caplan, 36).

El gateo completa la gestación exterior.

En 1944 Portmann fue el primero en sugerir que para que un recién nacido humano alcanzara el estado de desarrollo de un mono recién nacido, la gestación total sería de alrededor de 21 meses. Kovacs la situó entre los 18 y los 20 meses. Bostok informó de que la gestación ideal para un ser humano recién nacido sería cuando la locomoción cuadrúpeda (movimiento en cuatro patas) comienza lo que significaría el gateo para el bebé humano, siendo capaz de escapar de un peligro por sus propios medios. Lo que es interesante es que el tiempo promedio que lleva a un bebé a gatear, o para que la gestación exterior finalice en términos de Bostok, es de 266 días y medio después de su nacimiento-exactamente el mismo tiempo que la gestación en el vientre! (Montagu, 1986, 54). De ahí la idea de "nueve meses dentro y nueve meses fuera".
 
Es evidente, y más para las madres que tenemos niños mas grandes, que pronto empezará a crecer y a gatear, a caminar y a desplazarse por si solo. Empezará a ganar confianza y dejará eventualmente de demandar tantos brazos y tanto contacto.  El bebé empieza a dejar de verse una sola unidad con su madre, y se da cuenta que puede ser autónomo y mas independiente… inicia otra etapa maravillosa en la que desarrollan sus gustos, imponen su carácter y quieren devorarse el mundo.





Algunos consejos que ayudan a sobrellevar la exterogestación.

Como vivimos inmersos en una sociedad donde la madre muchas veces no es apoyada, tiene que permanecer largas jornadas fuera del hogar, la crianza tiene que hacerla sola y está constantemente bombardeada por consejos erróneos sobre independizar al bebé lo mas pronto posible, resulta obvio que estas demandas constantes de contacto físico del bebé se hacen muy difíciles de llevar. Nos vemos sobrepasadas, agotadas y no lo pasamos bien durante la crianza. Algunas cosas pueden ayudarnos:

  1. Porteo: Es muy cansado llevar al bebé en brazos todo el tiempo y tener que hacer otras cosas porque muchas veces el mundo no se detiene y la casa espera y otros de nuestros hijos esperan.  Portear al bebé con el portabebe de tu preferencia (mochila, fular, meitai, bandolera, etc.) te ayudará increíblemente a poder hacer mas cosas al mismo tiempo al tener tus manos libres. Portear al bebé imita el espacio cerrado que siente en el vientre; los movimientos de la madre al caminar por ejemplo, le recuerdan al bebé los movimientos suaves de cuando estaba en la barriguita. Es el espacio de seguridad y confort que necesita en su nueva vida extrauterina. El bebé está cerca de ti, llora menos y se fortalece el vínculo afectivo. 
  2. Colecho: Compartir el lecho o dormir con el bebé es la forma más natural y hermosa de mantener a nuestro bebé cerca. Existen muchos mitos alrededor de esto: “los niños se malacostumbran”, “se hace el que sufre para no salir más de tu cama”, “no vas a poder tener sexo nunca más en tu vida”, "NUNCA lo vas a sacar de la cama" “es peligroso”. La verdad, es que nada de esto es verdad. Una vez que sienta la madurez necesaria para salir de la cama matrimonial lo hará (te aseguro que no será a los 18 años) y el colecho no aumenta el riesgo de muerte súbita. Es extremadamente extraño que puedas aplastar a tu bebé (a menos que alguno de los padres esté bajos los efectos del alcohol o las drogas). Dormir con tu hijo es una solución fácil y natural de atender las necesidades de tu pequeño durante las noches, de fomentar el contacto físico y mantener tu producción de leche.
    Adaptación para colechar con sus dos hijos de la familia Guerra Ugarte
  3. Tiempo juntos sin restricciones: ya hemos hablado mucho que esto es importante para el bebé, pero también lo es para la madre. Ambos se necesitan mutuamente. En la diada madre-bebé, ambos se reconocen después del parto, aumenta la llamada “hormona del amor” (oxcitocina) a través de la lactancia y hace  que se intensifique esa unión. La mamá se siente cada vez más cautivada por su bebé y su bebé cautivado por ella.  Es indispensable el piel a piel después del nacimiento, no alejarlo de nuestro lado y ojalá dedicarnos solamente a nuestro hijo los primeros días sin interrupciones.
  4. Lactancia prolongada y a demanda: Amamantar a tu bebé sin horarios ni restricciones, por todo el tiempo que sea posible, le permite satisfacer no solo su necesidad de hambre sino también de cercanía. Fortalece el vínculo afectivo, su intimidad y establece una base permanente de placer y satisfacción para ambos.
  5. Seguir el instinto: Escucharás muchos consejos erróneos, como que tu hijo te manipula y ya se acostumbró a los brazos. Trata de seguir lo que dice tu corazón, trata de dar a tu bebé lo que te pide… es imposible “mal-criar” a tu pequeño por darle amor y contención sin limites en esta primera etapa de su vida. Si llora cuando lo dejas solo,  si padece el síndrome "cuna con espinas", si no le gusta su cochecito caro que con tanto amor le compraste, si no le gusta la silla del auto, ni su silla nido... ¡es normal! es el comportamiento normal de un recién nacido.
  6. Buscar tribu: busca apoyo en la familia, los amigos, tu pareja. La crianza no es sencilla y mucho menos en tiempos actuales. Permítete cinco minutos para ti si es posible y se capaz de reconocer cuando ya no puedas mas. La maternidad en soledad puede ser angustiante y sumamente desgastante.  Pide ayuda y llévalo un día a la vez. Si madre y bebé son uno mismo los primeros meses, entonces, una madre saludable es una madre feliz y por lo tanto el bebé es feliz.


lunes, 6 de abril de 2015

Burn out materno. Cuando mamá no das más.

El Síndrome de  Burn out , también llamado “síndrome de desgaste profesional”, “síndrome de desgaste ocupacional”. “síndrome del trabajador desgastado”, “síndrome del trabajador consumido”, “síndrome de quemarse por el trabajo”, “síndrome de la cabeza quemada”, según Wikipedia se trata de “un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido”.


Si bien se define burn out en el ámbito laboral, también se ha aplicado a la crianza, referido al agotamiento que pueden llegar a sentir las madres (o los padres, si es el caso) que se dedican exclusivamente a  la crianza de sus hijos.

"Es una condición en la cual las exigencias del entorno superan la capacidad de adaptación o respuesta de un individuo", señala Inés Tondreau, psicóloga infanto-juvenil especialista en asesoría parental. Todo el sistema de alerta está agotado y se presentan síntomas como apatía, falta de energía, pérdida o aumento del apetito, pérdida o aumento del sueño y sensación de agotamiento constante. "Se parece mucho a la depresión, pero está relacionado con el rol como trabajadora en el hogar".

La psicóloga Violaine Guéritault, autora del libro “El cansancio emocional y físico de las madres” (La fatigue émotionnelle et physique des mères), explora el burnout materno tras haberlo vivido y establece algunos de los generadores de estrés más frecuentes:
 
 


“• El trabajo materno implica volver a hacer mil veces las mis más tareas. Tiene que lavar y limpiar. Todo vuelve a estar sucio algunos minutos más tarde, privando a la mujer de ese sentimiento de tarea hecha que da sentido y energía al trabajo.


• Una madre vive numerosas situaciones sobre las que no tiene ningún control. Le gustaría ser capaz de proteger a su hijo de todo, pero a menudo se ve impotente. Y no sólo estamos hablando de accidentes o de percances que requieren hospitalización, sino también, en la vida cotidiana, de los cólicos del lactante, de los dolores de la dentición o de las picaduras de avispa, etc.


• Si hay algo que caracterice a los niños pequeños ese algo es la imprevisibilidad. Por mucho que la madre se planifique el día, lo más seguro es que sus previsiones acaben patas arriba. Justo en el momento en que sale para encontrarse con una amiga, cuando va a colocar al bebé en el cochecito, se da cuenta de que tiene que cambiarle los pañales.  Aunque usted sea muy organizada, su pequeño acabará desestabilizándole el horario. No es nada raro que, al llegar la noche, algunas madres, sintiéndose abatidas, lleguen a pensar que «no he hecho nada en todo el día».


• Todo trabajo merece recompensa. No obstante, parecería que eso no se aplica al trabajo de madre. Se la idealiza y honra como es debido el Día de la Madre, pero en su vida diaria recibe muy poco reconocimiento por parte de los demás; para la gente, no hace más que cumplir con su deber.


• A todo ello hay que añadir que una madre no tiene derecho a cometer errores. Ella misma se pone el listón muy alto, y se desespera al comprobar la diferencia existente entre el modelo de lo que querría ser y lo que vive cada día.”

 
Agregaría también que las leyes laborales no ayudan a las madres trabajadoras en la mayoría de los países, y la conciliación de la vida familiar y laboral es una utopía.

Es muy difícil compaginar el trabajo de fuera con el de dentro de casa, los niños se vuelven muy exigentes cuando mamá llega a casa y quiere pasar todo el tiempo colgado de ella, con lo que hasta ir al baño también se vuelve una odisea, con lo cual imagínense  lo difícil que se vuelve hacer cualquier tarea del hogar. Lo digo por experiencia, con lo que mi pareja y yo hemos optado por realizar los trabajos de casa después de que se duerme, en la noche, antes de su primer despertar (nuestro niño es de alta demanda, muy intenso que necesita atención casi en todo momento, también de noche con lo que sus despertares son múltiples cada noche y donde sólo acepta ser atendido por su mamá – yo).

Así, entonces no es raro que las mamás, trabajadoras fuera de casa, o no, estemos agotadas y muchas veces  llegamos a un puntos en que sentimos que no damos más, que vamos a morir del cansancio o explotar.

Para evitar cualquiera de ambas posibilidades, sobre todo la de explotar ante y con nuestros niños, llegando a tratarles mal (gritos, sacudidas, malas palabras, golpes etc.) o evitar las consecuencias físicas o emocionales del agotamiento extremo, lo mejor sería estar atenta a cómo te sientes ante la maternidad y cómo actúas ante las demandas y necesidades de tus hijos.

Violaine Guéritault dice en su libro, al hablar de ella misma: «Estaba llenando la lavadora mientras oía el ruido de fondo que armaban mis dos hijos al pelearse por enésima vez durante la mañana. De repente, se oyó un tremendo “ seguido por los aullidos de mi hija. Y me quedé quieta, inmóvil, creo que pensé en algo así como “del suelo no pasa”, o “si grita, es porque aún está viva”. Entonces acaba de llenar la lavadora como una autómata. No sentía nada. Había dejado de pensar como una madre». Era el detonante.

La única opción  es darnos cuenta nosotras mismas de cómo nos sentimos y tratar de abordar las posibilidades que tenemos antes de que el detonante se active. Ser capaces de reconocer sin vergüenzas ni culpas que estamos exhaustas y que necesitamos algún tipo de cambio y ayuda externa. Porque la maternidad no es como en un trabajo, en el que si estamos estresados, mal que mal, tenemos la opción de reducir jornada o solicitar un permiso no remunerado o renunciar. El síndrome de agotamiento materno es más complicado de abordar justamente porque no puede eliminarse la causa, no podemos (y no queremos) renunciar.

 Como ya hemos dicho en otros post (http://mamasalcien.blogspot.com.es/2015/01/guarderia-ser-o-no-ser.html) es necesario que busques ayuda para la crianza y/o las tareas del hogar, sea un familiar que necesite trabajo y le puedas ayudar con algo de dinero, sean los abuelos quienes puedan y quieran hacerlo voluntariamente, que el padre de tu niñ@ se involucre, y que te des algunos espacios, por cortos que sean, para ti misma; salir, leer, ver TV, etc.

"La madre va necesitar un tiempo de reposo y, en algunos casos, hasta ayuda terapéutica y medicamentos. Igualmente, deberá, aprender a hacer pausas, tomar tiempo para ella y no acumular cansancio" (Núñez, en http://www.estampas.com/cuerpo-y-mente/140223/cuando-mama-no-da-mas)

 
 
Si la maternidad es una experiencia maravillosa, por qué a veces se vuelve tan dura? Porque la mayoría de las veces las madres estamos solas ante la crianza, conviviendo con las presiones sociales, y los opinólogos que no nos dejan criar en paz y siempre están diciéndonos qué deberíamos hacer o ser con o ante nuestro niños.

Porque la mayoría de las madres, no queremos reconocer /nos  que nuestro encantadores hijos, a veces no sacan de quicio y que necesitamos un descanso, un tiempo para respirar.

Porque la mayoría de las madres, no siempre tenemos la información necesaria en el momento indicado y terminamos haciendo cosas que  van en contra de nuestras ideas,  porque no sabemos cómo mejor actuar en ese momento, y luego podemos sentirnos culpables y autoflagelarnos por ello.

Porque la mayoría, creemos que podemos con todo y no somos capaces de reconocer que no y que necesitamos ayuda para las cosas de la casa, al menos, de quién más debería ayudarnos, el compañero de vida, cuando lo hay. No pedimos ayuda y muy pocos hombres la prestan sin que se las pidan.

Porque no existen instituciones, y si existen las madres no las conocemos, en que se encarguen de dar apoyo psicológico, información y ayuda moral a las madres.

Todo lo anterior, porque se ha olvidado que la crianza mamífera se hace en manada, en tribu y no sola contra la corriente. Por ello recordamos nuestro post sobre la Importancia de una tribu (http://mamasalcien.blogspot.com.es/2014/12/por-que-me-critican-la-crianza-la.html)

 
Demasiada ropa que lavar, demasiados suelos que fregar, demasiados platos que cocinar y lavar. Todo ello puede llegar a alterar la capacidad de amar de una madre.
De hecho, no es tanto la tarea en sí misma la que obstaculiza el amor como el sentimiento de injusticia. Una injusticia que rara vez se ve reconocida como tal. (…) En el hogar, muchas veces la mujer se ve obligada a reprimir ira: la relacionada con la frustración, con la injusticia, y a veces que le provoca la herida que le inflinge un marido inconsciente cuando no poco delicado.
Las mujeres que viven solas tienen tantas dificultades como demás. El rencor que se mantiene en secreto es lo que impide que florezca el amor, y no la falta de un hombre.
La sociedad espera que las mujeres sepan ejercer bien su papel, como si fuera algo innato (…) Bien es verdad que las mujeres secretan las hormonas del afecto y que llevan el biberón integrado en su cuerpo, pero en sus genes no hay nada inscrito acerca de cuál es la mejor marca de pañales, de las vacunas o de las relaciones con los profesores. Por no hablar de que tienen que ir adaptándose continuamente. Con los hijos nunca puede darse nada por ganado: los niños crecen y cambian. Y no hay dos hijos iguales.
 (…) La madre agotada se ocupa de su hijo, pero sin afecto. Lo hace, y punto. Todas nosotras hemos pasado por esos momentos de completo agotamiento. Hacemos lo que toca que hacer: preparar la comida, vaciar la bañera, quitar la mesa y acostar a los niños, pero todo de un modo automático
(…)Y aunque no todas las madres caigan en la depresión, una inmensa mayoría —por no decir todas— pasan por una fase fugaz, recurrente o prolongada de agotamiento.
(…)
Emociones reprimidas, autodesvalorización, alejamiento emocional, distancia afectiva, impotencia, frustración... ¡El cóctel es explosivo! Cuando una madre «se rompe» y maltrata a su hijo, toda la sociedad tiene que asumir la responsabilidad de ello, y no ella sola”